domingo, 2 de enero de 2011

Dos Ave Fénix

Si me costo llegar a Mallorca, la vuelta a Roma no fue menos. Después de una semana de vacaciones en casa, algo de pereza me daba volver al trabajo y, más aun, cuando en casa había cambiado alguna cosa, sólo queda un mes de vuelta y uno se paseaba todo el día planeando cosas con los amigos o tu madre aprovecha tu estancia para mimarte.

Pero llego la hora de la partida. La maleta la hice un poco corriendo el último día, aunque no tenia mucho que llevarme porque todo eran regalos para mis amigos los romanos.
Por la mañana me despiste algo y al final las prisas aparecieron y llegue justo al embarque. Primer vuelo a Barcelona y luego 5 horas para estudiar la arquitectura de la nueva terminal antes de llegar a la meta.

Esperando me dio tiempo a comer, ver las noticias, las bicicletas y hacer amigos.. (algo raro en mi) Fue aquí donde la mitología apareció:

A. Massimo era un pasajero de mi mismo vuelo que por alguna circunstancia tenia el privilegio de ser llevado hasta la mismísima puerta de embarque sin dar un solo paso. Tenia curiosidad y mire un poco, al escuchar que era de lengua italiana y para ir practicando yo, le pregunte por la puerta de embarque (ponía Palma de Mallorca y no Roma) y él pensaba lo mismo que yo. Se ve que estaba más ágil de mente y se levanto a preguntar por el vuelo y así supe que nuestra puerta había sido cambiada de la D36 a la A14 (entre 6 y 8 min andando). Gentilmente me vino a comunicar el cambio y por la información me pidió si le podía ayudar a ponerle la chaqueta y llevar su maleta (parecía que le faltaba un brazo.. ahí empecé a imaginar el porque de sus privilegios). Como buen italiano, hablaba y o hizo falta preguntarle por el brazo, salio de carrerilla.
Este buen hombre había decidido pasar sus vacaciones en Barcelona, aconsejado por muchos amigos suyos. Por eso decidió que entraría en el 2011 en la ciudad del Llobregat. Pero la mala fortuna (o unos canallas) se encontraron con el en plenas Ramblas y para robarle le hicieron caer y romperse la espalda.
Al estar buen educado en la solidaridad cristiana, ahí estaba yo llevando la maleta y ayunado a embarcar si tener palabras para poderme disculpar por semejante atropello que impidió,a ese buen hombre, disfrutar de aquel buen recuerdo que tanto le habían contado. Pero, con la máxima que el uso: "podría haber sido peor".

B. Durante el viaje a Roma, en mi parada técnica a en la ciudad condal y gracias a un regalo no deseado uno hizo la dieta "ni bocao" a la fuerza durante 2 días. Y, es que, Por Palma ya sonaban campanas de un tal virus de barriga se iba paseando impunemente dejando cadáveres a su paso. Saliendo de su radio de acción uno pensaba que se había liberado, pero lo que no sabia es que lo que yo trasportaba era una bomba de relojería bien cargada.
Por la mañana me levante ingenuo al futuro más inmediato. El primer avión se sorteo con bastante agilidad. Descanse y comí antes de llegar a otros países lejanos. Pero, fue en el segundo avión cuando se conecto la cuenta a tras, que en un principio se pensaban que eran por las turbulencias aéreas, pero al hacer el informe de daños en tierra me di cuenta que algo llevaba que no era mio. En el tren ya no me movía y al subir al metro ya era muy consciente de lo que iba a suceder, sólo quería que pasara en casa, por estar más tranquilo.
Llegué, pero no me libré.. la bomba explotó y apunto estuvo de dejarme sin noche vieja. Aunque en la cena puede comer algo, fueron más bien de gustaciones, que banquete para despedir el año.

R. Pero, como el que cae, uno siempre se levanta.

Saludos de uno que esta de pie.

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